7 de agosto de 2012
Esta nota la publicaré cuando abandonemos la casa de Hetauda. Si la familia de Paula lo lee se preocuparían y no es la intención de este blog.
Paula está mal desde el primer día. Vaga como alma en pena por la casa y no hay forma de verla sonreír. La casa, la situación, la miseria ha podido con ella. Sinceramente pensé que Paula sería la que mejor de los tres se adaptaría y no ha sido así. Ha sido al revés.
Esto es duro en tres vertientes:
-Físicamente: Ya que se come poco y nada variado y se duerme muy mal. Además los niños exigen atención y esfuerzo físico. Se levantan a las 5:30 y se acuestan a las 20:45. Además los olores tampoco acompañan.
-Mentalmente: Ya que son muchas horas con unos niños en situaciones muy difíciles y donde en muchos momentos no sabes entenderles(no ya solo porque hablan en otro idioma sino porque hay muchos mudos y no conocemos el lenguaje de signos).
-Moralmente: Constantemente te preguntas si lo que estás haciendo sirve para algo. Si no es tan solo remar contra corriente. Si no estaría tu tiempo y tu dinero mejor empleado en otras cosas o proyectos donde se realizaran labores a más largo plazo. Si esto es útil más allá de acompañar a 30 niños durante 20 días.
Pues a Paula creo que la han afectado las tres vertientes. Antes de venir bromeábamos conque tendríamos nuestros momentos Gran Hermano, en los que uno se vendría abajo, empezaría a llorar y pediría abandonar la casa.
Paula ya ha pasado por ese momento. Ayer no pudo reprimir las lágrimas. La casa se le vino encima definitivamente y Tere le propuso abandonar la casa. Y la causa. Y Paula dijo que sí, que para estar así era mejor irse....
Alarmados, nos dedicamos a cuidar también de Paula... Y creo que la hemos conseguido levantar algo el ánimo. Sigue pasando largos ratos en la habitación, pero por la noche ya tenía otra cara.
Vinimos aquí a luchar. Nada es fácil y nada es como podíamos imaginar. Los niños son a la vez tu acelerador para continuar y el freno que te hace dudar y plantearte abandonar.
Estoy seguro que vamos a acabar este proyecto y nos iremos con sonrisas y lágrimas. Las lágrimas por dejar a los niños, y las sonrisas por nosotros. Porque lo hemos logrado y bien que nos ha costado.
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