lunes, 27 de agosto de 2012

Fall in down

27 de Agosto de 2012

La actividad deportiva que tocaba hoy era el descenso de cañones. Barranquismo también lo llaman en España. Consiste en remontar un río por la orilla y luego bajar por el caudal del río haciendo saltos, toboganes e incluso rapelando.

En pleno Monzón con el caudal que llevan los ríos se debe convertir en algo complicado debido a la cantidad de agua y las fuertes corrientes, no lo sé, pero lo intuyo. Así que a falta de ríos practicables y con los cañones atestados de agua lo que tocó descender fue una catarata. Sí, una catarata con todo su esplendor monzónico.

Aquí todo es a lo grande, fue un descenso muy, muy distinto al que habíamos hecho otras veces en España, pero desde luego mucho más maravilloso. Sólo tuvimos un tobogán y no hubo saltos, nos pasamos el trayecto rapelando, pero la sensación de bajar por una cuerda mientras el agua de la catarata cae sobre tu cabeza y tienes a unos monos en libertad a tu derecha observando tu descenso es inigualable.

Creo que tanto Paula como yo pasamos el trance con buena nota. No era un descenso sencillo, ni llevábamos el mejor calzado y, al menos yo, llevaba ocho años sin rapelar. Tan solo tuve un pequeño costalazo por intentar un descenso algo más avanzado en vez de ser prudente.

No sé si logro transmitir a la vez la increíble belleza del paisaje (llamemosle Himalaya selvático) con la satisfacción que produce abrirte camino por una catarata de unos 300 metros de bajada.

A la subida, muy dura por el esfuerzo realizado y con el neopreno achicharrándonos, una sanguijuela saltó a mi tobillo y yo ni me enteré, menos mal que Paula la vio y me avisó, pero me hizo un buen boquete y estuve sangrando unas tres horas hasta que cerró. Ahora toca esperar que la vacuna haga efecto, ya que las sanguijuelas transmiten el Tifus.

Por la tarde tuvimos poco que hacer. Estábamos muy cansados del esfuerzo del cañón y la verdad es que el Last Resort no ofrece mucho para distraerte. Dimos un paseo, pero claro, son todo cuestas y además con la amenaza presente del Monzón, así que tampoco puedes alejarte demasiado. No deja de sorprender como te miran los nativos.

Un pequeño apunte, a pesar de estar en plena montaña encontramos a muchos niños vestidos de uniforme que volvían de la escuela. Muchos de ellos tendrán que caminar muchos kilómetros al día desde su casa al colegio, pero es palpable el esfuerzo que el gobierno maoísta ha hecho por la escolarización del país. El gobierno nepalí solo es visible en tres aspectos: Una presencia muy evidente pero nada intimidatoria del ejercito, una escolarización masiva (aunque otra cosa es la calidad de esa enseñanza) y la ausencia total de violencia y robos en la calle: Nepal es el país más seguro de todos cuantos he visitado.

Por lo demás aquí con Paula estoy de maravilla. Nos reímos bastante y nos hemos acoplado de lujo. Es un broche excelente. Desde luego que me quedo con esta Paula y no con la de Hetauda. Este país y este viaje tiene momentos para todo y para todos.








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