sábado, 18 de agosto de 2012

5 para 11

18 de agosto de 2012

Tras levantarnos a las 6 de la mañana para un avistamiento de pájaros sin pájaros (según nos contó el guía durante el verano y el Monzón las aves suben a Siberia, ya podía haberlo avisado antes) y donde lo más destacable fue ver cómo desde un árbol le caía una sanguijuela a nuestra china, acababa nuestra visita a Chitwan.

Para evitar coger los insufribles autobuses nepalíes decidimos alquilar junto a Iñigo y Sara una Van que nos transportara hasta Pokhara. Las negociaciones empezaron por 100 € una van con aire acondicionado y acabaron en una sin aire por 50€.

Nos tocó un conductor al que decidimos llamar Prudencio, porque conducía realmente tranquilo para lo que se estila por estos lares. El trayecto era espectacular, entre montañas y siguiendo el cauce de un enorme río. Espero que a nuestro amigo "Pruden" no le pille a la vuelta el Monzón, ya que con tanta curva y teniendo en cuenta el nulo dibujo de las desgastadísimas ruedas no me extrañaría nada que acabara en el desfiladero.

A mitad de camino decidimos desviarnos 10 kilómetros y parar a comer en Bandipur. Bandipur es un pueblo que recomiendan en todas las guías del palo del "típico pueblo nepalí que no ha perdido su esencia".

La subida a Bandipur es espectacular, tanto en paisajes como en rampas, pero nos encontramos con la desagradable sorpresa de ver un pueblo hiperturístico, lleno de guest houses, carteles en inglés y restaurantes con wifi gratis. Vuelve tu a hacer caso a la Lonely Planet.

Con alguna parada mayor de la cuenta y tras varias horas de camino llegamos a Pokhara, la segunda ciudad del país, donde tras la búsqueda de un hotel( hemos acabado en uno por 8€ la noche la habitación triple) fuimos a visitar el Proyecto de Namasté en Pokhara.

Tras una larga caminata nos juntamos con la voluntaria Yolanda Naga. Allí vimos su proyecto: son 11 niños en total, para 5 voluntarios de Namasté y otra chica de otra ONG. Salvo la habitación de voluntarios que es ligeramente inferior, toda la casa parece un hotel de 5 estrellas comparada con la nuestra. Pero total, 4 de las voluntarias se han ido a un hotel a dormir y listo.
Allí trabajan con niños de familias en dificultades, pero sin discapacidades. La sensación que nos quedó es que nuestra ONG tiene una pésima organización. No es razonable que manden a 5 voluntarios a cuidar a 11 niños que se han pasado además la mitad del día en clase, y a Hetauda manden a 5 para ocuparse de casi 40 y con discapacidades.

Eso sí, a todas horas me acuerdo de ellos, porque huella, bien profunda que han dejado.


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