4 de agosto de 2012
Como este es mi blog empezaré por mi sensación. La casa donde vamos a trabajar estaba a oscuras, ya que a esa hora no hay luz eléctrica en Hetauda. Entré en una sala oscura, la sala de juegos. Junté las palmas de las manos y entré diciendo Namasté. 1 segundo tardaron en ponérseme todos los pelos de punta ( hasta los rubios). En 1 segundo 21 niños me rodeaban abrazandome, preguntando mi nombre y levantando los brazos para que los cogiera en brazos( mi altura les sorprendió). Fue un verdadero tsunami de cariño incondicional el que recibí en tan solo el primer minuto. Me puse a sudar de forma descontrolada. Mi cuerpo reaccionó así ante una sensación totalmente nueva.
Son 21 niños (algunos están de vacaciones, vendraán más) desde los 14 a los 3 años. Algunos discapacitados mentales, otros mutilados, otros sordos, y unos pocos sanos pero abandonados. Pero con tres necesidades básicas, falta de cariño, falta de higiene y falta se atención.
Esto va a ser tan duro como gratificante, pero ha comenzado nuestro viaje, el de verdad. El que nos ha traído a Nepal. Daremos lo que podamos o lo que sepamos dar, pero la sensación que tuve al recibir el abrazo de mis 21 mocosos vale más que el billete a Nepal.
Ahora si que ya, empezamos. Ahora si que sí, ahora si que ya, Namasté.
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