domingo, 5 de agosto de 2012

Lost in Hetauda

5 de agosto de 2012

Primer día completo en Hetauda, tras nuestra presentación el día anterior tocaba enfrentarse a la realidad. Al día a día. A nuestra labor cotidiana. Personalmente creo que cometimos muchos errores, sin saber estar a la altura y donde la situación nos superó. Dimos lo que pudimos porque las condiciones no eran buenas (Paula y yo mal del estómago, muy cansados del viaje del día anterior y con un cambio de clima -demasiada humedad-que nos afectó demasiado) y porque en parte nos vimos superados por la situación. Muchas horas por llenar, muchos niños a los que atender y nula experiencia en ello. En un par de horas estábamos desbordados y con la sensación de preguntarnos que estábamos haciendo allí. Para mi sorpresa fue Paula quien peor lo llevó, quizá lastrada por sus condiciones físicas.

En todo caso a lo largo del día hablamos mucho sobre lo que podemos hacer, lo que estamos capacitados para hacer y lo que vemos necesario hacer. Análisis productivo y en 3 dimensiones.

Las necesidades aquí son inmensas y no terminan. Pero quizá nos vamos a volcar por encima de todo en la higiene. Las condiciones higiénicas de los niños no son las adecuadas. Puede que sean las normales en Nepal, pero no parece razonable que con las "mamis" que hay no estén más atendidos los niños. Pasan más de 72 horas seguidas con la misma ropa.

Con todo esto, creo que es el momento de escribir sobre los otros dos voluntarios que hay en la casa. Adrián y Aina. Son pareja de 24 y 21 años respectivamente. Ella me recuerda especialmente a Irene Morterero, físicamente se le da un aire, pero en carácter y determinación son clavadas.

Fueron unos grandes anfitriones y nos explicaron todo con mucha calma, lo cual es de agradecer. El perfil de ella es totalmente docente, ya que estudia voluntariado social y además cuida a niños discapacitados.

Tras es desastre de mañana (recuerdo que aqui la mañana va desde las 5:30 en que nos levantamos hasta las 14:00) en lo referente a lo que podemos aportar a la casa, decidimos bajar al pueblo y comprar muchos útiles de limpieza: dos fregonas, un cubo, 6 estropajos, y diferentes tipos de jabones limpiabaños y fregasuelos.

La tarde fue un poco mejor en cuanto a orden: Tere, Adrián y Aina se pusieron a hacer pulseras con los pequeños, yo a jugar al conecta 4 con los mayores y Paula despertó de su letargo y sin ganas de niños se puso a limpiar un baño.
Al menos tuvimos todos la sensación de hacer algo útil aprovechando que el Monzón apareció en todo su esplendor (en 7 segundos se llenaba una jarra de agua).

Por la noche tuvimos un debate que intentaré resumir: Hay tantas cosas por hacer que hay que centrarse en lo urgente o atacar por varios frentes aunque sean menores o no tan urgentes. Personalmente creo que todo es válido. Nos centremos solo en lo urgente o abordemos desde lo urgente a lo importante todo suma. Nosotros tres estamos con ganas tras un día desastroso. A ver como resulta.



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