viernes, 6 de julio de 2012

Porqué

A lo largo de estos últimos meses, cuando hablaba con conocidos y amigos sobre la aventura que emprendo este verano lo primero que mostraban era su asentimiento. Todos lo valoran positivamente. En un grado continuo estaba la felicitación. Todos me daban la enhorabuena por dedicar mis vacaciones a ayudar a los demás. El tercer grado era el del desenlace. La conclusión. ¨Te va a ir muy bien¨, ¨Vas a crecer como persona¨, ¨Vas a volver cambiado¨, ¨Te va a aportar mucho¨. Conclusiones elaboradas, dicho sea de paso, por muchos que en su vida han realizado un voluntariado.

No obstante, en todos los comentarios que me han realizado la gente sólo ve dos motivos para pasar tus vacaciones ayudando a los demás al otro lado del globo. 

El primer motivo consiste en ir buscando algo, el necesitar dar un giro a tu vida, algo que te aporte, que te haga virar, cambiar, y buscar un nuevo sentido a la vida. Que el voluntariado sirva de INSPIRACIÓN. Puede ser la vía de los perdidos. De los sin rumbo. Pero desde luego no es la mía. 

 El segundo motivo consiste en ir esperando algo, el necesitar encontrar otra realidad que permita que cuando regreses veas y mires las cosas de otra forma, des más valor a cosas y situaciones que antes no valorabas y dejes de preocuparte por cosas no materiales e intrascendentes. Que el voluntariado sirva de MOTIVACIÓN. Puede ser esta la vía de los desencantados. De los frustrados. Pero desde luego no es la mia. 

Yo no necesito ni buscarme ni encontrarme. No necesito crecer ni que me hagan crecer. No necesito ni avanzar ni retroceder. Simplemente voy porque creo que es justo. Creo que es justo compartir lo más valoso que tengo-mi tiempo- con aquellos que no tienen nada. No busco nada en mi, sólo busco hacerles las cosas más fáciles a ellos. Con arrancar una sonrisa, en su vida de miseria, me conformo.

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