martes, 24 de julio de 2012

Oda a la espuma del pelo

Ayer quedé con una amiga que hizo un voluntariado en Etiopía. Me dio buenos y valiosos consejos y hablamos durante un par de horas sobre lo que me voy a encontrar en Nepal y lo que se encontrará ella el próximo año de cooperante en un campo de refugiados en el África Negra.

Entre las diversas conversaciones, apareció este blog y la lista que precede a esta entrada. Indescriptible la cara que puso cuando vio que entre las cosas que no tenía que olvidar, estaba la espuma para el pelo. Sus consejos eran que lo retirara de la lista, porque los posibles visitantes del blog, al leer que apunto "espuma para el pelo", prejuzgarían de forma negativa al escritor y restaría interés intelectual a lo que pudiera contar.

Tiene razón. Yo también lo pensaría. Me cuesta creer que alguien pueda ponerse a pensar en espuma para el pelo a la hora de ir a un lugar donde faltan hasta ventanas. "¿No habrá otras cosas en las qué pensar?", " ¿No es mejor que en vez de el bote de espuma ocupe sitio en la maleta material escolar?"- pensará cualquier visitante del blog que no me conozca.

Insisto, tiene razón, yo pensaría lo mismo.

Pero leo las recomendaciones que nos ha mandado la ONG y veo un montón de cosas prescindibles ¿De verdad que son necesarias unas gafas de sol? ¿Cuantos niños allí las tienen?

En esta vorágine de prejuicios -en la que todos estamos inmersos-  he recordado el libro de Michael Moore (creo que el título es estúpidos hombres blancos) en el que escribe sobre los prejuicios hacia la raza negra. Comenta Michael-con mucha gracia- que los medios de comunicación no dejan de lanzarnos imputs sobre lo peligroso que es encontrarte a un negro de dos metros cuando está anocheciendo. Del pavor que provoca.

Michael, comenta, que él, cuando de verdad se acojona, es cuando va por la acera y se cruza con un hombre blanco. Hitler fue blanco, los inventores de la bomba atómica fueron blancos, los mayores asesinos en serie de la historia son blancos... entonces él, a pesar de sus 150 kilos de peso, si se cruza por la noche con un blanco, se cambia de acera.

Este blog es principalmente para mi. Voy a Nepal con la mente totalmente abierta y libre. Pura.  Si alguien que lo vaya a leer me prejuzga por la espuma para el pelo, lo tiene fácil, que se cambie de acera, que no voy a perder un minuto en justificarme, ni en guardar las apariencias.

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